jueves, 1 de octubre de 2009

Tú y las nubes: Estándares de la ciencia en México y el Programa de Maestría en Educación Ambiental en la UPN/095 D. F. Azcapotzalco

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán*

1.-El contexto: enfermos de evaluación
Entre la autocrítica que corre el riesgo de ser creída y asumida, el refrito presentado con fines de posicionamiento en múltiples foros o el autoelogio del espejo deformado de las cifras y los logros en el que no creerán los que lean el presente ejercicio, he elegido, esta vez, la reflexión. El inicio de un diálogo entre el Programa Académico en el que vivo y me que habita – ya hace largo tiempo- y la forma en que está legitimada la ciencia en México.
En primer lugar es inevitable decir que al menos en los últimos cinco gobiernos federales en nuestro país el modelo de la ciencia fue siguiendo muy de cerca los pasos del estilo planetario de desarrollo que colocó en el centro al mercado, al dinero como fin último y su lógica toda de relativismo e inmediatez: desplazando al Estado como proyecto general de beneficio para todos[1], y en que la sociedad se fue convirtiendo en un lugar solo para los mejor adaptados a cualquier costo al capitalismo global.
Exitoso devenir por casi veinte años (1989-2007) en el que tanto economía como producción de conocimientos fueron uno en la eficacia, la eficiencia y el rendimiento dominante. En este contexto, para el modelo llamado neoliberal, la evaluación se convirtió tan importante como el agua en los seres vivientes. El ingrediente vital que ayuda a separar lo valioso de lo que no lo es. Se pretende, en ambas realidades, la económica y la científica, el cumplimiento de estándares con diversas finalidades, como seleccionar, certificar, descalificar, excluir, marginar, ponderar, diferenciar, jerarquizar, clasificar, premiar, estimular, desaparecer primero científicos, luego programas académicos para más tarde atentar contra proyectos nacionales y hay quien sostiene que contra la humanidad misma.
Hace ya casi una década, Díaz Barriga (2000) nos advertía en forma precisa y prospectiva que la evaluación académica sentaría sus reales como una obsesión impuesta, a veces con rasgos ideológicos, otras en forma sutil y las más como parte de paquetes financieros de los organismos internacionales como el Banco Mundial, OCDE o la UNESCO y se quedaría entre nosotros. Algunos rasgos sobre la evaluación que el investigador destacaba eran:
a) La evaluación académica se emplea no solo con el fin de mejor el funcionamiento del sistema educativo, sino también para justificar la exclusión de quienes se considera no merece estar en tal sistema. Es decir, diferenciar entre cirrus y espumas viajeras.
b) La evaluación está asociada a un pensamiento neoconservador: el triunfo de las leyes del mercado, la exacerbación de la competencia en detrimento de la colaboración como un nuevo darwinismo social. El concepto de competencia es hoy tan grande curricularmente que lo podemos considerar ya una pandemia.
c) La evaluación forma parte de las estructuras de poder (internacional y nacional) que afecta los procesos institucionales escolares. Evaluación y poder no son sino una nueva forma de dominación racional cuyo resultado impactan a la sociedad en su conjunto.
d) Los organismos internacionales antes citados han inducido a determinadas prácticas de evaluación con determinaciones técnicas, financieras e ideológicas. Estas evaluaciones tienden a descalificar al Sistema y sus actores sin analizar las causas de los resultados. Las valoraciones responden a una lógica instrumental (el examen resulta más importante que a quien se le aplica).
Las valoraciones no dan cuenta del valor intrínsico de la tarea educativa. En el caso mexicano, lo anterior queda plenamente demostrado en la evaluación a maestros que concursaron para una plaza laboral, que ha traído una descalificación y condena social, sobre todo por el manejo tendencioso de algunos medios de comunicación a los profesores dejando intacto un proceso plagado de errores y no exento de corruptelas.
La potente carga argumentativa de Díaz-Barriga se realizó con toda pertinencia y contundencia en el año 2000, hoy cobra relevancia ante la crisis financiera mundial desatada desde hace por lo menos dos años en Estados Unidos y hace unos meses reconocida en casi todos los indicadores sociales y económicos y en la realidad de nuestro país es necesario volver a pensar ese modelo. A nuestro juicio es indispensable proponer una nueva economía con un nuevo proceder científico.
Guevara (2005) señala que a nivel de Administración Pública en México se han seguido en estás últimas décadas las siguientes tendencias en las que la política de ciencia no es excepción:
A) Se ha optado por reducir – por una tendencia mundial de un modelo neoliberal dominante que se impuso en la década de los ochenta del siglo pasado- al tiempo que se mantiene el crecimiento en las demandas sobre la actividad gubernamental. A más sociedad no vino más gobierno como lo recomendaba Weber, sino más intercambio de bienes y servicios.
B) Tendencia a una exigencia de mejorar la calidad gubernamental, de optimización de recursos, manifiesta incluso por certificaciones, evaluaciones y auditorias externas.
C) Cambio en la naturaleza de las demandas: mejor acceso y transparencia a la información, el saneamiento y preservación del medio ambiente, políticas no discriminatorias, por lo menos discursivamente.
En resumen el dogma quedo dictado: hacer más con menos, hacer las cosas mejor y hacer nuevas cosas.

2.- A ras de tierra
En este contexto hemos aprendido a sobrevivir. Habitar un Programa Académico de Posgrado durante los últimos 18 años nos ha educado en la necesidad de vivir atentos a la serie de hechos y lineamientos arriba señalados que se fueron introduciendo en los últimos años en las Instituciones de Educación Superior. Y que cada día cobran nuevas víctimas.
Tres procedimientos particularmente llaman poderosamente nuestra atención : las formas de financiamiento y estímulos; las evaluaciones y acreditaciones; y los indicadores impuestos que desde el cielo de la normatividad externa a las Universidad y que han modificado en forma impresionante la dinámica y operación académica del posgrado en México. Creemos que las maestrías en Educación Ambiental no son excepción. Veamos estos tres elementos desde la lógica de nuestra cotidianeidad, esto es siguiendo a Heller, desde la realidad suprema que se nos ha ido imponiendo.

a) El dinero que ya no llegará
Con el crecimiento del mercado, la extinción del Estado es un proceso casi natural. El problema es que cuando el Estado lo era todo, con él se va lo demás. Este año nuestro país perdió incluso secretarías de Estado que no consideró prioritarias como la de Turismo, tercera fuente de ingresos al Producto Interno Bruto (PIB). El financiamiento estatal parece escurrirse entre las manos de programas de choque que han regresado.
Las reducciones presupuestales aparecieron con la amarga crudeza que las caracteriza impactando de frente a la educación y la ciencia el presente año. Por eso no es de extrañar que valientes mexicanos se opongan a las mismas. Por ejemplo, la maestra Rosaura Ruiz de la Academia Mexicana de la Ciencia no solo insiste sino que vuelve a señalar la importancia del financiamiento para el sustrato científico:
El Estado debe asumir con seriedad y responsabilidad su compromiso de elevar de manera sostenida la inversión en ciencia y tecnología para cumplir la obligación legal de destinar a ese rubro en el año 2012 el equivalente a uno por ciento del PIB (la inversión pública en Ciencia)
Es técnica y financieramente viable, y eso genera efectos multiplicadores casi inmediatos, los cuales se expresan en mayor productividad, competitividad, empleo y más ingresos.

La viabilidad de la ciencia y la educación no esta en la mirada de corto plazo de los economistas que gobiernan el presupuesto y financiamiento en el México de hoy está en el desarrollo alterno que puede generar el conocimiento como lo han demostrado las economías de Japón, Corea y Finlandia, en las últimas tres décadas, que aunque con notables diferencias con una clara coincidencia: un partida presupuestal cada vez más grande para ciencia, tecnología y educación.

b) Evaluación y acreditaciones: las modernas estrellas en la frente
Son muchos los ejemplos de cómo las evaluaciones externas cayeron como bombardeo aéreo sobre nuestros campus. Pongamos el ejemplo del ingreso a posgrado. En un reciente artículo (Sánchez: 2009) se documenta el incremento del uso para ingresar a los Posgrados del Exani-III- es decir, el instrumento diseñado por la asociación civil llamada Ceneval que se utiliza para seleccionar alumnos- que pasó de 4 mil 730 sustentantes en 1998 a 17 mil en el 2008. Vertiginoso crecimiento muchas veces inducido como criterio de calidad o excelencia.
El mismo Sánchez nos explica las bondades del instrumento:

“Esta prueba ayuda a resolver la problemática de admisión, es particularmente útil cuando es necesario destacar las diferencias individuales de los sustentantes para expresarlas en alguna métrica (…) los datos contenidos en el cuestionario de contexto dan cimiento a la toma de decisiones. Para que la información derivada de estas evaluaciones pueda aprovecharse al máximo, se requiere una convicción generalizada entre los miembros de las instituciones acerca de su necesidad y beneficio potencial”.

¿Qué podemos decir de ese glorioso instrumento desde el suelo de un posgrado?

I.- Que nos fue recomendado por las autoridades de la universidad como requisito para poder abrir la maestría después del rediseño en la séptima, octava y novena generación de la maestría. Podemos demostrar con desempeño académico y otros criterios de más de 60 de nuestros alumnos egresados que los primero lugares de ese examen no fueron los que mejor rendimiento académico tuvieron. Mucho menos los primeros en titularse. Solo fueron eso sí, los que mejor contestaron el Exani-III.
En esta última generación apostamos, a contracorriente de la estrella en la frente o el permiso correspondiente, a un diplomado-propedéutico, al cual asistieron cerca de 50 alumnos-maestros durante seis meses. El trabajo, desempeño y selección mejoró sustantivamente en el programa una vez que ingresaron los alumnos aceptados.

II.- El Exani-III no es un instrumento de educación ambiental. No mide por tanto conceptos, categorías, aptitudes y actitudes específicas en el campo. Evalúa cultura general, importante, sin lugar a dudas, en un proceso formativo, pero no podemos menos que decir que es incompleto.
A pesar de esto, tal vez desde lo más alto de la bóveda celeste, el articulista de la apología de Exani-III nos pide fe ciega y nos impulsa a no mal gastar los ingresos públicos, teniendo esta maravilla de prueba:

(que la sociedad en general) manifieste un interés cada vez mayor por la calidad y la excelencia, en la que este tipo de instrumentos sea condición sine qua non para optimizar la distribución de los cada vez más escasos recursos destinado a la educación.

De lo anterior se infiere que en lugar de mal gastar recursos con otras formas de ingreso, debemos usar el instrumento que muy sutilmente ha llegado también para quedarse.

c) Los indicadores: algunos relatos del absurdo
En algún tipo de ciencia la forma de operacionalizar las hipótesis llegan inevitablemente a la construcción de indicadores. Estos son la fragmentación mínima que me permite observar, seguir y cruzar (¿y castigar?) al objeto.
Si en algo hay coincidencia en diversos niveles de evaluación desde el Sistema Nacional de Investigadores, hasta las políticas de mejoramiento del profesorado, los cuerpos académicos y los estímulos al interior de loas Universidades es que se debe cumplir indicadores: estándares prefabricados- quién sabe por quién y para qué- a los que hay que llegar. Obstáculos que hay que saltar si se quiere seguir con vida en la carrera académica o de investigación.
Por ejemplo uno clave en los Programas de Nacionales de Calidad es la eficiencia terminal, pero está tan cuadrado y lleno de sí, este indicador que no hay lugar para los muertos, los enfermos o los que han tenido otra forma titulación o continuación académica ahora permitida por la Secretaría de Educación Pública, como proseguir un doctorado.
No vamos a entrar en detalle sobre la forma autoritaria en que se han impuesto estás prácticas, casi siempre en forma vertical y unilateral. Tampoco de la poca discusión colegiada o pública que hay sobre ellas. Los silencios cómplices de los académicos y las autoridades. Los incontables pleitos en los grupos de trabajo por destacar o por la obtención de puntos, premios o becas. Dejaremos para más adelante toda esta narración.
En esta ocasión solo hablaremos del absurdo del reporte de los mismos. Para reportar han inventado una carretera ideal: el formato. Este ayuda a no pensar en algo largo y engorroso como los informes científicos antiguos, sino en una hoja con cuadritos muy bien diseñados para cada parte en la que se ha fragmentado lo sujeto a reporte.
Así, recientemente una maestra de primaria nos comentaba que a principio del año pasaron con un formato para evaluar a sus alumnos y ella no encontraba en esos indicadores a sus alumnos. Mis alumnos son mucho más que silábicos o pre-silábicos. De la misma forma que el profesor de secundaria Francoise, en la película La clase (Entre les murs, Cantent L., Francia; 2008) se rasca la cabeza tratando de meter un incidente tan complejo como todo lo que sucede en el salón de clase en los cuadritos asignados en el reporte que le pide el Director.
Este uso se ha generalizado de tal suerte que para la publicación en revistas y participación en congresos ahora se pide un resumen con determinado número de palabras, las cuales no se pueden exceder, a riesgo de que el sistema se congele o bloqueé la página como castigo por desafiar el formato. ¿Es más importante el cumplimiento de la regla o la ponencia?
La realidad una y otra vez tiene que encajar en el formato, en el que no hay lugar para ambigüedades, explicaciones, discrepancias o contradicciones. La realidad es plana y debe caber en el cuadrito.
3.- Epílogo
En el zapping diario televisivo al que acudo todas las noches me encuentro en el Canal 22 a una veterana investigadora de la UNAM declarando algo que de tan obvio suena escandaloso: todavía en México se piensa en apoyar la ciencia; los países desarrollados se apoyan en la ciencia. Esto nos ha metido en una dinámica de círculo vicioso: menos creencia en la ciencia como instrumento del crecimiento económico y equidad social ha traído menos desarrollo. En consecuencia como, lo afirma Jiménez Espriú (2009): nuestro retraso educativo en relación con los países desarrollados, en este mundo global de implacable competencia y bautizado como el de la sociedad del conocimiento, es de 20 años.
Sin embargo, la crisis económica se ha comenzado a remover viejos espíritus. Uno de ellos es el de la necesidad de resguardar lo que se ha logrado en, por ejemplo, la educación, la ciencia y la tecnología, de defender a las instituciones contra los atentados presupuestales que ya empezaron a dinamitar a los proyectos. En educación pública superior destacan en esta misión del siglo XXI, autoridades académicas, investigadores y profesores. Cito dos:
El Dr. Narro, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México no ha perdido oportunidad pública o privada en el último año para dar una verdadera y necesaria guerra de guerrillas en defensa de los espacios académicos todavía no privados:
“…a quienes piensan en la desaparición de la educación pública tendríamos que decirles que guarden esas intenciones en el cajón de los recuerdos, porque la sociedad se opondría a una medida de esa naturaleza, pues es imposible concebir a México sin este sistema”. (La Jornada 21 de marzo del 2009)

No se trata de una visión precipitada o desinformada de la situación de la educación superior del hombre que gobierna el lugar en que se desarrolla la mayor cantidad de la ciencia de nuestro país. Es la lucha con la pantera del estilo política y económica que ha ido cercenando este país. Que ha terminado, como lo hemos señalado, por tergiversar valores aun de la masa crítica de los mismos institutos científicos. Remata así el Dr. Narro.

No puede ser que hoy el éxito se mida en dinero o en bienes materiales y que los valores sociales no tengan mayor relevancia; se trata de una visión equivocada en la que pareciera que en las sociedades sólo importa el consumo. El modelo de desarrollo seguido por el mundo ya demostró que no funciona y que tiene que replantearse por uno más adecuado y sensato.

Por su parte en igual forma la maestra Ruiz, directora de la unidad 095 de la UPN se suma a esta cruzada en último número de la Revista Pedagógica Caminos Abiertos sostuvo, en el contexto de la era de las pandemias, la importancia del hecho educativo:

La resultante de este trabajo es, la educación, antiviral potente que permite que toda sociedad permanezca sana, no importa qué tipo de influenza nos ataque, pues donde exista un docente que se comprometa con su labor docente, inyectará vacuna tan potente que protegerá de cualquier embate a todos los seres humanos de este planeta. Planeta que está en crisis, y qué sólo a través de la educación lograremos salvar para bien de la existencia humana.

Pero hoy en el Wall street (no en México) y en otros centros financieros planetarios ya se habla de la salida a la crisis económica. Por eso la todavía joven investigadora canadiense Naomi Klein, creadora del No-logo, nos alerta sobre el peligro de salir de la crisis a lo mismo:

¿Queremos ir ahí? ¿Queremos salvar ese sistema precrisis, regresarlo a donde estaba el pasado septiembre? ¿O queremos utilizar esta crisis y el mandato electoral de hacer un cambio en serio que se obtuvo en la pasada elección, para transformar radicalmente ese sistema? Ya debemos tener clara nuestra respuesta porque no hemos tenido la potente combinación de una crisis seria y un claro mandato democrático progresista por un cambio desde los años 30. Usamos esta oportunidad o la perdemos.(…)comenzando a aceptar la urgencia de la crisis climática, el hecho de que nuestra actividad económica está en guerra contra el planeta, que hace falta de inmediato un cambio radical.

Esta crisis en realidad puede se una oportunidad que nos sirva para ir pensando el planeta y por supuesto la ciencia y la educación ambiental de otra forma, menos cuadrada y más creativa, democrática y propositiva. Los programas académicos, en particular los relacionados con la educación ambiental, van a seguir siendo amenazados, dada su naturaleza de resistencia y subversión dictada por el análisis del desarrollo y sus implicaciones educativas y ambientales que se han cuestionado desde siempre. Por eso no encajan en la lógica de la ciencia y estilo de desarrollo dominante. La tozudez de los mismos va en sentido estrictamente contrario y proporcional a quien todavía no entiende la importancia y trascendencia de la educación ambiental. Es indispensable mantenerse en esa necedad. Y no en la comodidad de irse adaptando a los tiempos y los puntos.

Mientras yo me despido con una canción que le dedico a la ciencia tal y como está ahora.


Tú y las nubes me traen muy loco
tú y las nubes me van a matar
yo pa´rriba volteo muy poco
tu pa´bajo no sabes mirar
José Alfredo Jiménez


Referencias
Díaz- Barriga A (2000) Evaluación Académica. Centro de Estudios sobre la Universidad. Fondo de Cultura Económica. UNAM. México.
Guevara Sanginés A (2005) Política Ambiental en México: génesis, desarrollo y perspectivas. En
http://www.revistasice.com/cmsrevistasICE/pdfs/ICE_821_163-175__7AB46E07D38B71D230F5086ECF0F9887.pdf.
Jiménez Espriú (2009) "La educación... del presidente Calderón". Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Klein N. (2008) "Capitalismo estilo Sarah Palin". En La jornada 23 de agosto del 2009. México.
Narro J. (2009) "Imposible concebir a México sin la educación pública". En la jornada. Sociedad y Justicia. 21 de marzo; Pág. 34 México
Ruiz Cruz J. (2009) "La Universidad Pública. Potente anti-viral contra la crisis". En Revista Pedagógica Caminos Abiertos 177. Universidad Pedagógica Nacional. Julio pág 6. México
Sánchez Restrepo Harvey (2009) "El exani-III: andamios para el posgrado", Campus, Milenio, 20 de agosto del 2009, Pág. 04. México.

* Coordinador de la Maestría en Educación Ambiental de la Universidad Pedagógica Nacional. Unidad UPN 095 D.F. Azcapotzalco.
1.- Un ejemplo de este abandono del Estado a sus obligaciones es el caso de la salud, baste recordar que en Alma-Ata, URSS en la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, en septiembre de 1978: se exortaba a los gobiernos a cumplir la obligación: de cuidar la salud de sus pueblos, obligación que sólo puede cumplirse mediante la adopción de medidas sanitarias y sociales adecuadas. Uno de los principales objetivos sociales de los gobiernos, de las organizaciones internacionales e de la comunidad mundial entere en el curso de los próximos decenios debe ser el de que todos los pueblos del mundo alcancen en el año 2000 un nivel de salud que les permita llevar una vida social y económicamente productiva. La atención primaria de salud es la clave para alcanzar esa meta como parte del desarrollo conforme al espíritu de la justicia social.
Con la privatización, subrogación y uso de seguros médicos privados en países como el nuestro la salud pública se hace cada vez más precaria y vulnerable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hacer una autocrítica del sistema donde uno está inmerso, es tan necesario como respirar. Pero no es suficiente regocijarse en la crítica como un elemento de análisis y síntesis de pensamientos y emociones que exigen salir y ser compartidas, falta más, se requiere incursionar en el laberinto pantanoso de la creatividad, donde podemos caminar con sancos llenos de propuestas personale sy de equipo, donde podemos deslizarnos proyectando ideas y acciones que ayuden en la construcción y desconstrucción de un sistema social caduco, perverso, corrupto, basado en paradigmas de éxito llamados Control-poder-dinero, y para finalizar, abrir los ojos dese adentro de nuestro SER y lanzar nuestras propias utopías, así me imagino y desearía ver un artículo de autocrítica. Saludos